Como si la boca de una tinaja articulara palabras humanas desde la memoria. Como si su barro cocido fuera un discurso poético, así llegan estos poemas de Giselle López Fernández, poeta cubana, quien rescata un fino lenguaje rítmico y punzante en el recuerdo de la casa de su niñez, las calles y los tiempos dejados atrás. Estos elementos se convierten en voz diáfana de la añoranza que se deposita en la poesía, como si fueran el agua o el aceite habitando el fondo de su propia tinaja.
Además, el poemario experimenta con caligramas y formas paratextuales, vehículos que recrean simbólicamente expresiones lingüísticas del texto y lo reemplazan con otras variaciones semánticas.