2016 – El silbido de las aves

Poesía en Paralelo Cero: Cuando la poesía es el hito

Rosabetty Muñoz

Varios meses antes de viajar a Ecuador para participar en el Encuentro de Poesía Paralelo Cero, había entrado en su órbita virtuosa puesto que, tras ser premiada en el Concurso de Poesía, me propusieron ser jurado en el concurso siguiente. Leyendo sus poemas, me encontré con el poeta argentino  Francisco Rivella  y apoyé su premiación por la poderosa sucesión de imágenes en un poemario que fue publicado por El Ángel Editor. Este fue uno lo los poetas que conocí personalmente  en Quito nada más llegar; su calidez y sentido del humor fueron una cuerda fina en la cual nos fuimos envolviendo. Entre otras cuerdas, claro que armaron el trenzado de una experiencia que  como todas – uno vive de manera parcial.

¿Por qué se juntan los poetas? Es difícil encontrar seres más propensos a la soledad y el monólogo, sin embargo, en nuestra América crecen las jornadas de encuentro. ¿Qué nos motiva? El esfuerzo de organizarlas es mayor, no es  fácil conseguir financiamiento,  las distintas comunidades que se visitan no suelen estar en el centro de la producción/difusión / del campo literario. En Chile hay experiencias permanentes donde se suspenden por un par de días las sospechas / animadversiones / y los asistentes se entregan a una camaradería no exenta de ironía. Supongo que se trata de la búsqueda permanente de encontrar a ese otro que es el primer lector, el que está llamado a ser el que comprende mejor la escritura de uno porque, precisamente para otro poeta el material de trabajo, ese amasijo palabra – vida, es el mismo.

Y sí, a veces se producen encuentros afortunados. Algunos de mis amigos fundamentales, de ésos que uno lleva para toda la vida, los he conocido en encuentros de poetas. Esta vez, en Ecuador, conocí mejor a los compañeros con que viajamos juntos a Ambato, Ibarra, Riobamba y pude escucharlos leer en situaciones privilegiadas: en escuelas, centros comunitarios, salas municipales. Ahí donde la palabra poética se une a los ríos primordiales. Regar poesía por el territorio es un esfuerzo conmovedor que hace la red de personas e instituciones que trabaja por el Paralelo Cero, encabezados y motivados por el poeta Xavier Oquendo. La ambición de llevar palabra poética a rincones pueblos, salones, escuelas es una apuesta por la pertenencia, por sentir un territorio y creer que la poesía mejora la vida. En la misma cuerda, me sorprendió el lanzamiento de todos esos libros, bellamente editados: 12 de la editorial El Ángel Editor y 2 de la editorial Valparaíso. Una explosión de poesía peregrina que recorre costa, montañas, mares y después de se va en la maleta de los invitados a recorrer otras leguas.

Recuerdo, como centro y corazón del encuentro, la lectura en Esmeraldas. Todavía veo, sin cerrar los ojos, dejando que la memoria se abra festiva: el despliegue de color. Desde la bienvenida en el aeropuerto con cantos y bailes, el malecón, el mar, los rostros. Todo vuelve en celebración. Y  la lectura de Antonio Preciado, esa corriente de amor con los suyos, su tranquila pasión, la tremenda presencia del poeta viejo.

Luego de terminado el encuentro, ya en nuestros respectivos lugares, sucedió el terremoto devastador. Todavía pienso en las mujeres y hombres de Esmeralda, los veo levantando su pueblo, moviendo sus cuerpos acompasadamente con los avatares de la vida. Aprendí de ellos en el breve espacio en que coincidimos que la alegría, la poesía son motores de potencia sideral.

invitados

LISTA ANTOLOGÍA 2016

  • Armas Edda
  • Aute Luis Eduardo
  • Balda Rosa Pedro
  • Baranda María
  • Bozalongo Javier
  • Clairond L. Jeannette
  • Donoso Gutierrez Miguel
  • Duràn Verònica
  • Espinosa Lissette
  • Franco Luis
  • Gordon Ivonne
  • Grijalva Santiago
  • Kattán Rolando
  • Ladrada Aguilera Agustín
  • Laso Cueva Carlos
  • Lima Alex
  • Londoño Jenny
  • López Elsa
  • López Gina
  • McNeer Gordon
  • Muñoz Miño Fernando
  • Muñoz Rosabetty
  • Ortiz Juliana
  • Rengifo Miguel Angel
  • Rodríguez Fanny
  • Rodríguez Tannia
  • Roffé Mercedes
  • Romero Juan
  • Solís Álvaro
  • Terán Elizabeth
  • Triggo Felipe

LISTA COMPLETA PARALELO CERO 2016

  • Armas Edda
  • Aute Luis Eduardo
  • Balda Rosa Pedro
  • Baranda María
  • Blum Ana Cecilia
  • Bozalongo Javier
  • Cazón Vera Fernando
  • Chávez Casazola Gabriel
  • Clairond L. Jeannette
  • Cote Andrea
  • Donoso Gutierrez Miguel
  • Durán Verònica
  • Espinosa Lissette
  • Franco Luis
  • Gordon Ivonne
  • Grijalva Santiago
  • Kattán Rolando
  • Ladrada Aguilera Agustín
  • Laso Cueva Carlos
  • Lima Alex
  • Londoño Jenny
  • López Elsa
  • López Gina
  • Maldonado Miguel
  • McNeer Gordon
  • Mujica Hugo
  • Muñoz Miño Fernando
  • Muñoz Rosabetty
  • Ortiz Juliana
  • Rengifo Miguel Ángel
  • Rivella Hugo Francisco
  • Rodríguez Fanny
  • Rodríguez Tannia
  • Roffé Mercedes
  • Romero Juan
  • Solís Álvaro
  • Terán Elizabeth
  • Triggo Felipe

CARTA PARA ABRAZAR POSTUMAMENTE A MIGUEL DONOSO PAREJA

Querido, admirado Miguel

 

Quizá sea porque soy un respetuoso de la tradición.

Porque creo en la historia. En la memoria.

Porque me gusta agradecerle al tiempo el pensamiento que me hizo. El pensamiento de los otros. De los que están siempre detrás de uno, y que pedimos siempre que nos guíen, que nos den la luz de sus faros. Que sus bahías están luminosas, para poder encallar. Para quemar las naves. Para volver a Ítaca y pensar en que efectivamente hemos vuelto aunque ni siquiera hemos zarpado.

Porque creo en la literatura de mi país. Porque no niego. Porque no me gusta ocultar lo evidente. Porque no soy un mero cultor de lo que hacen los demás. Porque he amado descubrir el pensamiento del llamado ecuatoriano.

Porque llevaste la bandera del país por otras laderas de la inteligencia, de las patrias serenas del mundo. Porque te llamas Ecuador en otros lugares. Hace poco, por ejemplo, conocí en Aguascalientes, en México al escritor Eudoro Fonseca. Me preguntó de dónde vengo, le dije del Ecuador. Rápidamente, y encendiendo en los ojos la nostalgia, me dijo: “del país de Miguel Donoso Pareja, mi maestro. Luego fui a San Luis Potosí, en esa gira que propone el bello encuentro de poesía “Poetas del Mundo Latino”, en estas dos ciudades el Ecuador se lo llama con tu nombre. Qué bello es saber que el nombre tuyo es el nombre de nuestra patria en otras patrias. Que bello que el significado de nombre le haya modificado el significante de nuestro país.

Me sentí orgulloso que tus agradecidos talleristas mexicanos digan tu nombre desde el afecto, desde la admiración, desde su extrañeza. Saber que tenemos un embajador en el tiempo. Saber que estás en la conciencia de los otros. Saber que los otros no te olvidan. Y mientras la memoria permanezca fresca en ese sentimiento ambiguo de la añoranza, uno no puede estar tranquilo. Uno no puede ser ni feliz ni triste cuando los recuerdos no se inmovilizan.

Sabemos todos que fuiste el nombre de la patria. Y que ya nadie puede quitarte lo bailado.

Porque eres el crítico desestabilizador y oportuno. Porque eres apasionado a la hora de decir, de hablar. Porque tienes esa forma explosiva a la que domas para que se vuelva originalidad. Por ello y tus libros, y tus personajes que, como si fueran extraídos del pensamiento de Pirandello, te festejan, te van moldeando en el nombre de otros todos, nosotros, los otros que te debemos tanto. Que te admiramos tanto y que te agradecemos tanto, por haber hecho el camino, por haber dejado las huellas en esos senderos rocosos de la literatura.

Llevaste encendido el candil de Diógenes. Esa luz que solo tienen los grandes. Por allí te siguen tus alumnos, los socráticos talleristas a los que diste las herramientas para podar la maleza que impide el camino. Por allí van tus alumnos alistando las voces, superándote como debe ser. Como tiene que ser. Como debes querer que lo hagan. La mayéutica que entregaste por los paseos de la enseñanza socrática.

Querido Miguel. Admirado miguel.

Qué bueno que te protejan para siempre, los recuerdos, del pasado, del presente y del futuro.

 

Miguel Donoso Pareja:

Vivir siempre fue un acto de amor.

 

Él era un hombre dulce, duro, cariñoso, exigente, gracioso, inteligente, sencillo, muy familiar, sin poses y anti-poses, inteligente, culto, muy preparado, le molestaba la gente que se hacia la intelectual, los distintos, por el simple hecho de ser artistas y aceptaba a esos que en realidad eran distintos sin que le asustara en lo más mínimo que fueran así.  Era libre, progresista, entregado a lo que hacía y a los demás, siempre. Era un hombre de izquierda, era pragmático, creía en lo que cada uno tenía de talento y en como lo explotaba, en la capacidad de trabajo y de entrega a una tarea como la escritura que no solo depende de un don, talento, o como se quiera llamar, sino de una constante dedicación. Para él, ser escritor, era una cuestión seria, fundamental, de oficio. Por eso su dedicación a la gente joven, a través de los talleres, donde podía entregar ese amor hacia el mundo de una manera concreta y ser, en cierta forma, subversivo, romper con lo establecido y con los grandes hombres de la literatura en países como México o Ecuador en determinada etapa en los años 70, 80 y 90 con mayor fuerza, creando una reactivación de la discusión crítica literaria en ambos países y generando en ambos una nueva generación de escritores jóvenes en su momento; pero lo más notable, el mayor ejemplo, es que jamás se rindió, nunca dejó de trabajar, de leer, de interesarse por la vida y por los otros, por más grave que su enfermedad se hacia al final, siempre conservó el sentido del humor, su sentido crítico ante los sucesos del mundo, de la política, de la vida familiar y  todo eso, porque en el fondo, nunca dejo de militar por una causa, aunque esa causa fuese derrotada muchas veces por el capital, ya sea cercando a los pueblos o corrompiendo a sus dirigentes; en todo caso, ninguna de esas decepciones históricas lo hizo creer menos en el ser humano y sobre todo en la necesidad de una mayor justicia social, de un mayor equilibrio en la repartición del capital. Esa militancia era por la vida, porque a él le gustaba vivir, era curioso, estaba constantemente interesado, era su manera de seguir en este mundo tan injusto muchas veces, donde tienes que tratar de ser feliz a pesar de infelicidad del resto. Él estaba consciente y sabía que era una cuestión de sobrevivencia, ser lo mejor posible dentro de un micro mundo personal y dejar, a los que estuvieran cerca, una enseñanza, un recuerdo. Lo veo sentado en su escritorio en el periódico El Día, es la madrugada (trabajaba de noche y a veces yo, niño, lo acompañaba) y estoy a un lado de él, a sus pies, metido en una bolsa de dormir; él escribe en una máquina de esas grandotas, Remington, suenan durísimos los golpes dados con sus dedos índices en las teclas y de pronto se detiene, se voltea a verme, me sonríe y me dice: duerme rico, sueña bonito y me acaricia con su mano enorme la cabeza.

 

 

Miguel Donoso Gutiérrez

Guayaquil, 31 de julio del 2018

 

Anécdota Miguel Ángel Rengifo, Premio Nacional de poesía Paralelo Cero 2016

 

Decir poesía,

memoria íntima del primer Adán;  nombrar.

Escribir es para mí una actividad gozosa como una fiesta íntima, una reunión de amigos donde los invitados son mis autores favoritos, los libros que he leído y me interesan o me conmueven. Concuerdo con Cortázar para quien era imprescindible “quitarse la corbata” antes de sentarse a escribir. La solemnidad no se lleva bien con la literatura. El juego sí.

Llueve. Seré breve, cuando Xavier Oquendo me había insistido al teléfono, en ese vértigo de las buenas noticias, porque uno tiene que darlas, era yo quién las recibía; según el fallo del jurado era el ganador del Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero 2016, y tardé en creer que esa certeza me devolviera un poco más acá, pues lo reconozco, esto de la poesía es una cosa seria, te toca, te quema, no importa cómo ni cuándo, lo hace con sigilo.

He dicho que en mi convalecencia empecé a arrumar textos, fojas y libretas con manuscritos en tinta verde o lila por eso de que la poesía efervece en cromáticas fosforescentes, luminosas; ese año volví a la radio a lanzar mentadas de autores que me gustan sin cansancio, una y otra vez a colocar: Richy Ray & Bobbye Cruz, Héctor Lavoe, Steven Taylor,  Jim Morrison, Paul McCartney, Alan Parsons, Saúl Hernández, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Calamaro, Bunbury, Bob Dylan, Leonardo Cohen, tardes y noches revisando expedientes, documentales, películas y series de los noventa, el estreno de Fox Molder y Dana Scooly luego de 16 años y la temporada XI; el capítulo siete de la guerra de las galaxias para presentir seis segundos a Luke Skywalker iniciando la esperanza de un Jedai; por otro lado estaba, no lo niego, la vuelta a relecturas porfiadas para descargar la mente: José Emilio Pacheco, Jaime Sabines, Octavio Paz, Juan José Areola, Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes, Clarise Linspector, Rubén Fonseca, rememorar los apuntes de Rimbaud, de Nicanor Parra, de Borges, apostar ahora sí nuevamente por Navokov, Kafka, Joyce, y enfrentarme al vértigo de leer sin cantaletas a Tolstoi en largo aliento su Guerra y Paz, mi guerra y mi paz.   

Sobre el Libro (Pánfilo): ingenuidad, lenta comprensión, de engaño fácil, Pánfilo desde su crítica merece la lectura con urgencia, necesariamente debe un guiño al lector, para que tú, lector, seas quien consiga el poema, lo demás es triquiñuelas, artificios, vocaciones.

Diría que,  me gusta tanto el cine, esa otra forma de escritura, esa poética que también me hermana con la imagen en movimiento, por esa suerte de oficiarme en la fotografía, tantas horas en cinemaparadiso, enamorándome de Rita Hayworth, de Brigite Bardoth, de Marilyn Monroe, de Mónica Bellucci, de la tetona de Fellini, en fin, fue en el invierno de uno de estos años pasados cuando sucumbí a la enfermedad, misma que me obligó al silencio; entre la convalecencia miraba muy extasiado la película de Campanella “El secreto de sus ojos”, adaptación de la novela de Eduardo Sacheri, que por cierto mereció el gran premio de la Academia, pero son otras cosas que no importan.

En un diálogo de esta película esta la clave del título que da pie a este mi primer libro de poesía, y para azar benigno, lo expongo como la anécdota más valiosa: “El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa de familia, de novia , de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar . No puede cambiar de pasión” (…)

Esa misma pasión con la que creo en la poesía, en la literatura, en el cine, en la pintura, en la música. Ya lo sé, había escrito poesía como un poseso, desde los años alcanforados de la adolescencia, con esa misma timidez de justificar ese ejercicio íntimo de la condición humana: escribir simplemente, hace no menos un par de meses volví al libro lo tome por el cuello y decidí concluirlo, el azar me devolvía el rigor del hambre y el insomnio, el sistema me había obligado a meses sabáticos sin actividad laboral para desvelarme completamente en rutinas que iban desde el filo del nuevo día hasta clarear el sol, escribía para resistir, para no matar, para no matarme.

Agradezco la gentileza del jurado y sus elogios para Pánfilo, a Marialuz Albuja, Vicente Robalino, Franklin Ordoñez; al rigor editorial de El Ángel, que coincidente me multiplica: por que mi nombre homónimo la editorial también me iguala, al personaje principal de la fiesta patrimonial de mi ciudad que me acerca íntegramente al personaje del Ángel; confabulación del universo, azar y tiempo, lo que sea; mi abrazo a Sandra Barahá por el adorno de amapolas en la portada de Pánfilo, a quienes en esta estancia me han brindado el cariño y fraternidad de la poesía, a todos por igual.

De donde vengo surgen nombres y poéticas que para mi generación han sido mayúsculas: Rivera Villavicencio, Torres Maclouft, Leonardo y Franklin Barriga López, José Rumazo, y los que a fuerza de necedad defiendo como la triada elemental de Félix Valencia Vizuete, del que reclamo debe ser incluido en el modernismo ecuatoriano porque no es menos y aun superior que los decapitados, la poesía citadina y social de Juan Abel Echeverría, y porque olvidar al genio de Atanasio Viteri Karolys.

 

Miguelángel Rengifo Robayo

PARALELO CERO CUANDO LA POESÍA ES UN SUEÑO RECURRENTE

Una y otra vez Sísifo empuja la piedra hacia la cima de la montaña. Sabe que ese esfuerzo alimenta la Utopía, lo libra del suicidio. La victoria está en el intento.

Allí, por un segundo, el instante es Eternidad.

Una y otra vez, El Hombre Patas Largas, junto a un grupo de jóvenes, lleva adelante el Encuentro de Poesía en Paralelo Cero, porque sabe, que de ese modo, la Poesía alimenta el futuro.

Una y otra vez voy a decir que los Encuentros son notas musicales que andan buscando ser la misma melodía. La Palabra tiene su propio sonido en cada uno de nosotros. En cada uno de nosotros se deslumbra.

En cada uno de los otros se hace vida.

Pero por sobre todo, Paralelo Cero, tiene para mí un sonido especial.

Podría reconocerlo aún en el estallido del silencio.

En Ecuador vivo la misma Patria latinoamericana. Sus mujeres. Los huesos de astronauta con los que todavía vuelo.

Desanduve la sombra de Antonio Preciado cuando Esmeraldas se tendía largo a largo sobre el mar y la marimba hechizaba la ciudad.

Saboreé La Droga de Euler Granda, la de la juventud, la misma que lo hacía humilde y generoso. Disfruté  la palabra de Juan Gelman, su risa, el humo del cigarrillo que fumaba escribiendo adioses y reencuentros.

Con eso hubiera sido suficiente, pero vino Guayasamin a golpearme el corazón cuando leí a la entrada de su casa: “En mi infancia lloré porque no tenía zapatillas, hasta que vi a un niño que no tenía pie”.

Porque Los Amantes de Juan Enrique Adoum cavaron mis ojos con otra mirada, y el Cotopaxi  cayendo en refucilos por la pérdida de la princesa Tungurahua, frente al temible guerrero Chimborazo, aún solloza a bocanadas sobre mí.

Con esto hubiera sido suficiente pero allí estuvieron Omar Lara con su toque de queda, Alberto Szpunberg y las largas charlas en un café del centro de Quito, entre amores perdidos y recuerdos militantes, mientras rugía el abismo frente a la Catedral en donde el Mariscal Sucre sigue soñando.

Hasta la sombra duele en el recuerdo.

Con todo eso hubiera sido suficiente, pero además, en lo personal, tuve el honor de ser premiado en El Concurso Internacional de Paralelo Cero de 2016, con el poemario Las Yeguas y las Rosas.

¿Debo contar acaso que lloré cuando atiendo el llamado del El Hombre Patas largas diciendo: -Te felicito Hugo querido. Ganaste el Paralelo” Adiós las isobaras, pensé.

Tina escuchá, le dije a Tina, valga la redundancia, mientras corría con el teléfono en la mano por la casa. Allí, las palabras del jurado Luis Armenta Malpica, Sonia Manzano, Rosabetty Muñoz, Camilo Lee Penagos.

La Poesía me lava el alma a cada rato.

Porque sé que sigue vive en los jóvenes Juan Suárez Proaño, Santiago Grijalba, Chris Zurita, Jorge Bustamante, Edison Navarro, que como un iceberg asoman entre palabras y hojarasca.

¿Debo contar acaso que entré al Granero Rojo de Víctor Rodríguez Nuñez? ¿O que Cazón Vera deliraba mientras “construía aquí una casa para nadie”? ¿Que María Tabares sueña colibríes? ¿Que Juan Cameron y Camila Charry y Jorge Boccanera y el Teuco Castilla y Rodrigo Kattán y Marco Antonio Campos y Julia Erazo y Elsy Santillán y Javier Alvarado  y Juan Carlos Oliva danzan bajo la lluvia? ¿Que Margarita Lasso le canta una canción a Luis Eduardo Aute para acunar su nombre?

Sandra Zumbanvide me hace señas con su sonrisa clara.

La Poesía es un largo regreso a las cosas perdidas.

Buscarlas en un arcón sin fondo. Lo que importa es la búsqueda. El desafío de hacerlo.

¿He de regresar a Paralelo Cero?

No regresa el que nunca ha partido. Allí estaré en los recitales que se hicieron y se seguirán haciendo. Las escuelas, los barrios, las ciudades, las esquinas en la que se programan los recitales. En los mercados donde el sol naufraga.

El asombro de un niño. Uno solo. Es suficiente para seguir escribiendo.

El Hombre Patas Largas lleva niños colgados de su mano.

Tun tun

¿Quién es?

La Poesía

¿Por qué?

 

Hugo Francisco Rivella

y el hombre que a cimbronazos llevo

Argentina, Salta, 2018

 

PREMIO POETA DE 2 HEMISFERIOS A LUIS EDUARDO AUTE

Xavier Oquendo T.

 

Uno de los cantautores y poetas que más queremos es a Luis Eduardo Aute, artista total: músico, poeta, pintor, cineasta, dibujante, filósofo pendenciero, edificante faquir del porvenir y del devenir humano, consuetudinario libre pensador, adivino de multitudes, voz nítida de lo sensual, ritmo sostenido, tímido profesional, ejercitador del amor en los versos eróticos más intensos y vanguardistas de nuestra última etapa de la posmodernidad.

Es bueno citar a Aute hablando sobre el amor en tiempos de desamor político, ético, urbano y citadino. Es bueno sentirlo latente. Es bueno volverlo banda sonora de algunas travesuras andariegas. Es bueno estar cerca de su poesía. Anti profeta, fumador de profesión y, sin embargo, voz dulcísima.

Dejó pasar por sus canciones todo el proceso de guerra, republica, democracia con rey y rey sin democracia. Miró el mar, siempre y ha vuelto a serlo ahora que es más niño. Casi siempre lo es al mismo tiempo, mientras juega a las escondidas con el pasado y con el futuro. El presente, como pasa tan rápido, lo guarda para él.

Me encanta citar a Antonio Gamoneda, el premio Cervantes español, cuando dice que la poesía no es un género literario, sino un estado, un instante, un momento que puede presentarse en cualquier manifestación artística. Por ejemplo la poesía estará presente en los amaneces en el Chimborazo, en los atardeceres del Pacífico, en la luna cuando hace frío, en el amor cuando retuerce. Pero también en la pintura, la danza, la música. La poesía es comodín para el arte.

Aute lo sabe: se volvió piel sonora con sus canciones y la poesía está presente en ella.

Por ello, porque sabemos que su música, su palabra nos ha despertado la conciencia, nos ha llenado de emoción estética, nos ha hecho viento en épocas de ahogo. Por ello y siempre por algo más, el Encuentro Internacional Poesía en Paralelo Cero 2016 decide homenajearle, concediéndole nuestro mayor reconocimiento: POETA DE DOS HEMISFERIOS 2016 para Luis Eduardo Aute. Hace tres años este mismo reconocimiento se lo dimos a Juan Gelman, porque llenó de poesía la conciencia y siempre nos habló de libertades. Ahora es para ti Luis Eduardo, que has puesto poesía en lo que haces y siempre estás en donde debe habitar la causa estética para redimirnos.

Y aunque sueles decir que huyes de los fastos y los oropeles, te hacemos entrega de nuestro símbolo de poesía. y de nuestro corazón.

Recibe este humilde reconocimiento de tus hermanos que habitan el otro lado del mar,  en este país en donde el sol cae perpendicular y las montañas asoman sus caretas verdes para mirar las nubes.

Gracias maestro por existir. Tu salvaste mi adolescencia con tu música. Y las sigue salvando con la poesía.

Maestro, ni más ni menos.

LUIS EDUARDO AUTE EN MI AUTO

Javier Oquendo

Mis nervios estuvieron alterados en las últimas semanas previas al Encuentro Internacional “Poesía en Paralelo Cero 2016”, antes que Luis Eduardo Aute, el gran cantautor español, llegara a Quito para participar en él.

Estuvimos  esperándolo Jorge Luis Bustamante, mi hermana Andrea (a quien ofrecì de regalo de cumpleaños recibir al maestro) y yo.  Me acerqué, nos dimos un fuerte abrazo. Tomé su maleta roja y pesada. Me dijo: “¡son libros, eh!”, como que yo iba entender que el peso de los libros es un peso justificado. Lo llevamos en mi auto a su hotel, sentía que las piernas me falseaban, que mi corazón iba a salirse. No es muy normal recibir en el aeropuerto y llevar en tu auto a uno de tus artistas ídolos de la adolescencia y juventud. Saber que el que está a tu lado y dice cosas como:  “cómo ha crecido Quito”, “qué buen clima hace ahora” fue el personaje lejano que compuso tu canción favorita en la juventud vibrante y que aportó en la  banda sonora de tu vida.

Los nervios se fueron y ya me sentía libre y feliz. Había estado atravesado por esa incertidumbre que uno tiene cuando una estrella que sostiene tu festival de poesía puede tener algún imponderable y no llegar. Entonces se cae todo el sueño como un castillo de naipes. Así me sentí también hace tres años cuando Juan Gelman llegó al Paralelo Cero 2013 y yo lo esperaba con miedo, sabiendo que su salud podía jugarnos a todos una mala pasada (murió 6 meses luego de la visita a Ecuador).

A partir de su llegada, mi corazón y el Paralelo Cero fueron una fiesta. Llegando al hotel sacó de su maleta el libro “El niño y el basilisco”, libro maravilloso que cuenta una historia en dibujos sobre ese niño herido que se contiene en él mismo y que mira al mar, se enfrenta a lo desconocido, lucha contra fuerzas distintas y extrañas y encuentra siempre la luz. Es un niño al que Luis Eduardo, el adulto cantautor y poeta, genio del dibujo y la performance literaria y poética, quiere pedirle perdón. También sacó el CD “Giralunas”, disco homenaje por los 50 años de su carrera, junto con otro par de regalos bibliográficos. A partir de allí, el disco Giralunas sonó en mi CD Player del auto hasta que terminó el Paralelo Cero, tal como le prometí a su autor, pese a que me dijo: “quita ese disco por favor”, y yo que no. Y él: “menos mal que lo están cantando otras personas, si fuera mi voz, echaría el disco por la ventana”.

Así empieza una aventura llamada Luis Eduardo Aute en mi auto: Lo llevé de lado a lado, de aquí para allá, asumiendo al pie de la letra la agenda que le habíamos preparado. Lo que no supuso es que mi auto y yo tenemos una relación de despiste frente a las calles. Suelo perderme con facilidad en la ciudad, tomar rutas más largas, atufarme con el tráfico, terminar haciendo largas vueltas. Pero esto nos sirvió para conversar mucho, para reírnos bajo el signo del humor auteano que es muy agudo y proverbial, hicimos bromas sobre política y arte, mientras lo “perdía” por la ciudad, a lo que, cuando se dio cuenta me dijo: “todas las veces llegamos al hotel por distintas partes y en distinto tiempo, qué está pasando en Quito…”.

En fin, fue un huésped inolvidable para mí. Comimos cebiche con cerveza, mientras discutíamos sobre la crisis de los seres humanos: dijo que ahora los humanos son “zombies-autómatas”. Habló de la crisis política de su país. Conversamos de Dávila Andrade, Carrera Andrade, Jorgenrique Adoum, nuestros referentes.

Su primer día completo en Quito debe haber sido uno de los días más largos de su vida: diez entrevistas en la mañana, un reconocimiento y homenaje en la Asamblea Nacional, una lectura-homenaje en la Universidad Central y la inauguración del Paralelo Cero, donde le entregamos el Premio “Poeta de 2 hemisferios”, en donde improvisó un pequeño gran discurso sobre su vida y obra, leyó poemas de su “Sexto animal” y más tarde recibió el homenaje de los grandes exponentes de la música ecuatoriana que cantaron sus temas emblemáticos y, luego, como si fuera poco, nos regaló un pequeño concierto privado.

A día siguiente grabó en un estudio de la ciudad una canción de José Manuel Ruiz, con letra mía: “Mis propiedades” se llama el tema, luego una comida especial para él y más tarde una mesa de poesía y canción compartiendo con cantautores nuestros.

Cantó a capela, estuvo “tomando el pelo a la gente”, compartiendo anécdotas, leyó en grabaciones improvisadas, firmó tantos autógrafos como se puede, se tomó fotos con todos sus fans, dijo siempre lo exactamente correcto (no tanto lo políticamente correcto, por suerte), disfrutó de la comida ecuatoriana, pidió que “por favor, lo declaren ecuatoriano”, fue condecorado por la Presidencia de la República (la Ministra de Cultura, Ana Rodríguez, fue en representación del Presidente).

El miércoles, en la tarde lo despedí en el hotel. Estaba nostálgico y contenía unas cuántas lágrimas. Me dijo al final, luego de la comida: “me invitas un café…”. Yo casi no podía hablar, estaba tan agradecido con él. Más tarde, minutos antes que se marche con el chofer, me dijo: puedo invitarte un trago, tengo 20 euros… Eran las 3h35 del miércoles y yo tenía pico y placa. Pedí un whisky que era un trago que podía apurar. Él pidió un tequila. Me tome mi whisky y él su tequila. Salimos listos. Pedí al guardia que traiga mi auto. Lo abracé enormemente y me salieron unas lágrimas. Aute me volvió a abrazar. Le dije algo así como: “gracias maestro, has sido mi regalo de navidad de este año y el de mi cumpleaños 45 en el 2017”. Luis Eduardo sonrió y fumó una bocanada más de su eterno tabaco. Luego me dijo, mientras yo me subía al auto, presuroso y triste, luego de estos intensos días: “deja de escuchar ese CD”. Sonreí, mis lentes estaban empañados, salí del hotel lo más rápido que pude, tome la calle correcta ¡Al fin! Y en 10 minutos estuve en un sitio seguro para no ser censurado. Mi emoción explotó, lloré el éxito en silencio y soledad. Tenía que guarecer en el auto este hecho mágico. Un hecho inexplicable.

Días después me escribió: “Fueron días de puro corazón, de generoso amor que recibí de ustedes… y volví con la impresión de que no estuve a la altura de las “circunstancias”, en parte “perturbado” por la emoción que experimenté”.

Fueron cinco días mágicos que pasaron como “cinco minutos”. Justo antes del pico y placa y que me den “las cuatro y diez”.

 

LAS SEDES

En el 2016, el encuentro tuvo ocho sedes en diferentes provincias del Ecuador: Pichincha, Imbabura, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Tena, Loja y Esmeraldas; en las ciudades de Quito, Uyumbicho, Latacunga, Salcedo, Otavalo, Ibarra, Ambato, Riobamba, Tena, Loja y Esmeraldas.

Agradecemos a todas estas ciudades que fueron posada de los poetas y a los auspiciantes y colaboradores que hicieron que Paralelo Cero siguiera arrastrando las piedras de su mar intenso e inmenso: Quito (Editorial EL Ángel Editor, CCE Matriz, Embajada de España, Sarapa-Galería de Sara Palacios, Universidad Central del Ecuador, Carrera de Ciencias de Lenguaje y literatura, Universidad Andina Simón Bolìvar, Universidad Internacional del Ecuador; Colegios: Unidad Educativa Martim Cereré, Unidad Educativa Tomás Moro, Colegio Marie Clarac, Colegio Pensionado Universitario, Fundación Colegio Americano, Colegio Liceo Campoverde, Colegio América Latina), CCE Extensión Cantón Mejía), Municipio de Salcedo, Alcaldía de Otavalo, CCE Núcleo de Imbabura y Municipio de Ibarra, CCE Núcleo de Chimborazo, CCE Núcleo de Tungurahua, Alcaldía de Esmeraldas. A todos ellos, nuestro agradecimiento y reconocimiento por apostarle a Paralelo Cero.